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Fabiola Pomareda / pomaredafabiola@gmail.com
“Te escribí por Whatsapp y no me has contestado, pero vi
que estabas en línea”;
“¿Qué haces, con quién estás?”;
“¿De veras estás en el brete? Mandáme una foto”;
“He visto que te has conectado al Facebook de madrugada
¿Con quién chateabas?”;
“¿Quién es ese que ha agregado al Facebook?”;
“Si no me contestas voy a colgar una foto tuya sin ropa
en Facebook”.
Estos son sólo algunos ejemplos de violencia contra las
mujeres ligadas a las nuevas tecnologías.
Cada vez son más comunes los relatos de mujeres que encuentran
en sus celulares, cuentas de correo, redes sociales, mensajería instantánea,
nuevas expresiones de la violencia que se traducen en violación a la intimidad
y control por parte de sus parejas o ex parejas.
Margarita Salas, activista feminista costarricense,
aclaró a Tico Times que estas son
nuevas expresiones del mismo fenómeno.
“Esto no es nuevo, en el sentido de que las mujeres hemos
sido sujetos de violencia por parte de los hombres y por parte de la sociedad
en general desde hace muchísimos años. Ahora esta violencia se extiende al
ámbito de los espacios digitales y lamentablemente con pocos mecanismos para combatirla
porque todavía hace falta conciencia sobre el papel que están jugando estas
redes sociales sobre la vida de las personas”, dijo Salas.
La activista citó varios ejemplos, incluyendo páginas de
Facebook y una página web donde se publican fotos de mujeres costarricenses
incluyendo menores de edad. The Tico Times se abstuvo de publicar el nombre del
sitio web, por su contenido ofensivo y de menores de edad. Algunas de estas páginas
han existido por algunos años y exhiben mujeres con poca ropa en situaciones
denigrantes, haciendo mención discriminatoria a su estatus socioeconómico.
Otro fue el caso de una estudiante de secundaria, que
estaba siendo acosada por sus compañeros de colegio. Un grupo de compañeros
creó un perfil de Facebook falso de ella usando la foto de su cara pero
superponiéndola a imágenes pornográficas. También pusieron anuncios que
indicaban que ella ofrecía buscaba encuentros sexuales y vendía sexo, con su
número de teléfono. Los jóvenes fueron procesados judicialmente, indicó Salas.
Y también hay varios casos de hombres que difunden en las
redes fotos o videos de sus ex-parejas desnudas como mecanismos de venganza.
“Hay que comprender que todo esto se enmarca dentro de
una sociedad machista, que tiene una doble moral con respecto a las mujeres.
Porque ¿por qué las mujeres no toman fotografías de sus ex-parejas desnudas y
las difunden? Pues porque la penalización que pesa sobre los hombres con
relación a sus cuerpos es mucho menor que la que pesa sobre las mujeres. Las
mujeres estamos constantemente bajo la lupa de juicio sobre lo que hacemos con
nuestro cuerpo, por tener que demostrar la virginidad, o la pureza, o la
castidad. Si una foto de una mujer desnuda en redes tuviera el mismo peso que
tiene una foto de un hombre desnudo en redes, no estaríamos frente a estos
mecanismos de extorsión”.
El Instituto Nacional de las Mujeres
(INAMU) y la Red Feminista contra la Violencia
hacia las Mujeres están invitando a todo el país a protestar por
esta y todas las formas de violencia hacia las mujeres en una gran marcha
mañana martes 25 de noviembre.
Para Ana Hildalgo, coordinadora del área de violencia de
género del INAMU, el uso de los celulares y la Internet como mecanismo de
vigilancia y control sobre la vida de las mujeres no es un fenómeno nuevo.
“Esto ya se daba cuando sólo existía el teléfono. Hay
hombres que utilizan el teléfono de manera continuada y permanente para
controlar a las mujeres, para saber a dónde están, para tratar tener control de
todo el uso de su tiempo y su ubicación permanentemente. Y cuando no existe
alguna relación, hay unos que continúan su relación de acoso contra las mujeres
con el celular”, afirmó Hidalgo, en entrevista con Tico Times.
“De lo que se trata es del control durante la relación y
este mecanismo sigue la misma lógica de manifestar la posesión, el control, el
poder sobre esa persona y el efecto que tiene en ella es que le genera temor
ante la imposibilidad de resguardar su intimidad. Es una forma de violencia
emocional, psicológica”, añadió Hidalgo.
Sin embargo, la funcionaria indicó que en Costa Rica aún
no existen datos sistematizados sobre la incidencia de esta violencia.
De acuerdo con la campaña internacional “Dominemos la Tecnología”,
“el hostigamiento en línea o ciberacoso es el uso de las Tecnologías de
Información y Comunicación (TICs) para monitorear, rastrear y acosar a alguien,
provocando angustia y temor por su seguridad personal”.
Esto incluye enviar amenazas o acusaciones falsas vía
blogs, chats o celular; enviar comunicación no deseada y frecuentemente, con insinuaciones
sexuales; robar la identidad o
información personal; y espiar, registrar o rastrear el uso de la computadora o
Internet sin permiso.
El “Informe sobre los vínculos entre
la Violencia de género y la tecnología”, elaborado por la Asociación para el Progreso
de las Comunicaciones (APC) señala que quienes cometen este
tipo de violencia usan los servicios de localización de los celulares, obtienen
contraseñas y vigilan los mensajes de texto y las llamadas entrantes. También
usan las TICs para obtener y distribuir fotos y grabaciones íntimas y sexuales
de mujeres sin su autorización. Y en algunos casos se han utilizado avisos o
mensajes falsos en Internet para atraer a las mujeres hacia situaciones en las
que sufren agresiones sexuales.
Isabel Rojas, investigadora social en la Cooperativa Sulá
Batsú, que trabaja el tema de TICs y mujeres en Costa Rica, explicó que en el
uso de la tecnología se debería usar la misma lógica que en la vida cotidiana.
En algunos casos todo empieza por solicitar la
contraseña. “Muchísimas veces se escucha en las parejas que se piden la
contraseña como una muestra de confianza y para demostrar que no se está
haciendo nada que se tiene que esconder”, dijo Rojas.
“Pero igual que usted
no tiene por qué darle las llaves de su casa a una persona, tampoco
tiene que darle a otro su contraseña de correo ni la contraseña para accesar a
su teléfono, porque todo esto está violentando su privacidad. Se tiene que
tener claro el límite de lo personal y lo privado y no se tiene que transgredir
este límite. Solicitar o intercambiar contraseñas es incorrecto”, agregó la
profesional.
“Usted no debería tener que justificar lo que está
haciendo, a la hora en que lo esté haciendo en las redes sociales. O si no
puede contestar un mensaje inmediatamente no tiene por qué justificar esas
cosas ante ninguna otra persona”, enfatizó Rojas.
En este
sentido, Salas comentó que hay una confusión frecuente de plantear los
comportamientos de posesión, conocidos como celos, como si fueran
manifestaciones de cariño.
“El comportamiento que estamos viendo aquí tiene que ver
con reclamos orientados al control. No se trata de que yo estoy preocupado por
vos. Se trata de que estoy molesto porque vos no contestaste cuando yo indiqué
que tenías que contestar. Es importante que recordemos que las mujeres tenemos derecho
pleno a la autonomía y a estructurar nuestro tiempo y nuestras vidas de la
manera en que creamos conveniente”, destacó Salas.
El daño que experimentan
las mujeres por este tipo de violencia es principalmente psicológico y
emocional e incluye miedo, enojo, estrés y depresión.
Rojas dijo que el daño se manifiesta de la misma forma
que cuando una persona está sintiendo una agresión verbal, física o emocional.
“Las personas están ansiosas, preocupadas, no están
disfrutando realmente lo que están haciendo en ningún momento. Están en todo
momento pensando 'tengo que contestar', 'tengo que estar pendiente de los
mensajes que me llegan', 'no pueden tomarme fotos en ninguna parte', 'no pueden
etiquetarme'. Todas estas cosas son señales de que las personas están sufriendo
algún tipo de violencia usando estas tecnologías”, señaló Rojas.
Algunos agresores piensan que como están cometiendo actos
de violencia en forma anónima y a distancia de las mujeres a los que van
dirigidos, es más difícil identificarlos y denunciarlos ante la justicia. No
obstante, los actos dejan rastro en el teléfono o en el ordenador y pueden ser
perseguibles.
Hidalgo dijo que esta violencia se puede denunciar y para
reportar esos abusos, la persona afectada puede guardar los mensajes de texto,
de voz o de Facebook, que se pueden usar como pruebas.
En el caso de las llamadas telefónicas, se puede denunciar
que se está cometiendo el delito de llamadas perturbadoras y solicitar a un
juez que ordene a la compañía telefónica el registro de las llamadas entrantes.
Este registro se puede usar como prueba.
“A veces se hace una separación entre el mundo real y el
mundo virtual y no hay que equivocarse; lo virtual es absolutamente real. Igual
que es importante recabar pruebas de cualquier forma de hostigamiento para
plantear las denuncias respectivas, en este caso también lo es. Cabe la
denuncia ante las mismas instancias que manejan las denuncias de violencia
contra las mujeres”, dijo Salas.
La activista informó que toda compañía proveedora de
servicios de Internet, por ejemplo, está obligada a guardar durante cierto
tiempo la información que transita por sus servidores y a un usuario se le
podría suspender su servicio de Internet
si se comprueba que está usándolo violando las normas éticas.
Según Salas, “cuando se firma un contrato con una
compañía para servicios de Internet, la persona se compromete a que no lo
utilizará para actos delictivos o contrarios a las buenas costumbres; entonces la
violencia contra las mujeres es definitivamente una causal para suspenderle el
servicio a un usuario”.
“Que no se equivoquen las personas. Es posible detectar
dónde está ubicada una computadora que está siendo utilizada para el envío de
este tipo de mensajes”, recalcó.
Asimismo, cuando se está frente a fenómenos más complejos
como suplantación de identidad y no se sabe exactamente quién es el agresor,
hay una Fiscalía de Delitos Informáticos, ante la que se puede denunciar este
tipo de violencia.
Para Rojas, más que vacíos legales para procesar estos
delitos en el país, lo que hay es desconocimiento.
“La mayoría de la gente desconoce que puede denunciar a
una persona que está cometiendo esta violencia y la gente desconoce que puede
ser denunciada por estar cometiendo este tipo de delitos. La gente cree que
detrás del teléfono y detrás de la computadora deja de existir como persona y no
puede ir a la cárcel, y lo que hace no tiene implicaciones legales; pero sí las
tiene.
Marcha “Sin retroceso: Defensa y
avance de los derechos”
Fecha: Martes 25 de noviembre, 9 am.
Lugar: Sale del Parque de la Merced hacia la Asamblea
Legislativa
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