sábado, 14 de marzo de 2015

El fenómeno de Piketty y las dinastías familiares en Costa Rica


 
Podrían replantearse tareas para mejorar los sistemas de recolección de información del capital o riqueza –herencias, propiedades, acciones bursátiles, maquinaria o dinero en efectivo- en Costa Rica; y continuar así el análisis con base en la sistematización e interpretación crítica de datos históricos y estadísticos del país, sobre todo teniendo claro que los intereses de ciertos grupos inciden en la formulación de las políticas económicas.

Fabiola Pomareda / pomaredafabiola@gmail.com

La pregunta de ¿a dónde va a parar la riqueza?, que plantea el libro “El Capital en el siglo XXI” del francés Thomas Piketty y el análisis de fuentes históricas y estadísticas que hace sobre el capital, ayudan a entender la realidad mundial y lo que está ocurriendo en Costa Rica, reflexionaron expertos reunidos en días pasados en la Universidad Estatal a Distancia (UNED).

El joven economista francés Piketty escribió un libro de 700 páginas sobre desigualdad económica y cuyo principal argumento es que el capital invertido en la bolsa de valores, en propiedades o en maquinaria, crecerá más rápido que el ingreso. Obviamente que para tener capital invertido, ya hay que tener dinero y si usted depende sólo de un salario, como la mayoría de personas, nunca podrá ponerse al corte con la riqueza de los que ya son ricos.

Es un libro que no sólo cuestiona una de las premisas básicas del capitalismo, sino que puede explicar las causas de la creciente desigualdad. Costa Rica presentó en el 2013 la desigualdad más alta de los últimos 28 años, según el XX Informe del Estado de la Nación.

El libro de Piketty, por su parte, documenta la creciente concentración de los ingresos en las manos de una pequeña élite económica –a nivel mundial- y explica las causas.

 

Lo que menos interesa en la actualidad para alcanzar y acumular riqueza es el mérito, según Piketty. No interesa el talento, ni la capacidad, ni el esfuerzo, ni el trabajo duro y honrado. Lo que interesa para alcanzar y acumular riqueza es la propiedad.

Piketty utiliza una definición amplia del capital, de modo que sea la misma que la riqueza. Todo lo que sea maquinaria, propiedades, acciones bursátiles o dinero en efectivo constituye el capital o la riqueza de las personas.

 

Luis Paulino Vargas Solís, director del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la UNED, se refirió a esta dinámica sistémica de “patrimonialización de la riqueza” o capitalismo patrimonial.

 

Según Vargas, “el capitalismo que estamos viviendo se está moviendo hacia un orden donde lo que menos importa es el mérito”. “Lo que queda claro es que el que hereda un patrimonio tiene todas las de ganar. Ahí el mérito no interesa para nada. Desaparece la retribución al riesgo y a la innovación. Ya no es el discurso de que el que arriesga e innova es el que va a recibir riqueza”.

Así, Piketty se trae abajo la tesis de los conservadores, de muchos economistas estadounidenses, de políticos y empresarios costarricenses, y de motivadores por excelencia, que basan todo en la meritocracia; es decir, en esa idea de que la riqueza la gana quien la merece.

Paul Krugman, economista y profesor estadounidense, ha indicado que Piketty argumenta muy bien que estamos en una época en la que se ha regresado al “capitalismo patrimonial”, donde los más altos estratos económicos están ocupados, no por personas talentosas, sino por dinastías familiares.

 

Esos dueños del planeta tienen nombre

 

Alejandro Muñoz Villalobos, académico e investigador de la Universidad Nacional (UNA), recalcó que el libro de Piketty es una densa exploración en el tema de los salarios, y coincide con el francés en que “sólo la productividad de los trabajadores de bajos ingresos puede ser medida con certeza, porque se sabe exactamente qué hace cada uno”. Mientras tanto, a los super ejecutivos con altos salarios es muy difícil medirles la productividad; “sus salarios son antojadizos, arbitrarios y responden a una construcción ideológica”, dijo Muñoz.

 

El investigador hizo un pequeño ejercicio para mostrar cómo se manifiesta este fenómeno de los salarios en Costa Rica. Presentó un cuadro sobre desigualdad, con base en los ingresos, que abarca el período entre el año 2002  y el 2014. Las cifras fueron tomadas de la Encuesta General de Propósitos Múltiples y de la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

“Hay una variación muy tremenda en los datos”, subrayó Muñoz. “Pueden ver lo que decía Piketty en Costa Rica. Un 16 por ciento de la población costarricense se apropia del más del 50 por ciento del ingreso nacional; y le dejan sólo un 50% por ciento al resto de la población –al otro 84%-, que son más de 3 millones de personas”.

Según Muñoz, si estos datos se desagregaran aún más “le pondríamos nombre a los dueños del país”. Asimismo, este análisis sólo tomó en cuenta los ingresos; pero si se incluyera todo lo que Piketty llama capital o riqueza -propiedades, acciones bursátiles, maquinaria o dinero en efectivo- probablemente esas diferencias serían muchísimo mayores, agregó el académico.

Los datos del XX Informe Estado de la Nación 2014 son similares. En el 2013 los ingresos netos promedio del 20% de los hogares más ricos de Costa Rica fueron 13 veces mayores que los del 20% de hogares más pobres. Al dividir la población por ingresos en cinco grupos, cada uno llamado quintil, se muestra que el ingreso mensual de las familias del último quintil llegó a ¢2,5 millones, mientras que el de las familias del primer quintil fue de ¢196.758.

 

Las políticas que apoyan el capitalismo patrimonial

Algunas de las maneras que propone Piketty para romper esta dinámica, ya han sido planteadas en el país. Piketty, por ejemplo, propone un mecanismo político basado en una reforma al régimen de impuestos.

Alejandro Muñoz mencionó que Piketty propone un impuesto progresivo aplicado en todas las economías mundiales. “Pero una iniciativa como esta requiere una gran capacidad de gestión política y aplicar un impuesto de este tipo requeriría una coordinación fiscal que puede considerarse utópica. Si queremos realizar cambios se requiere una nueva ética en la economía, fundada en una nueva conciencia”.

“La única forma de romper este círculo es la vía política”, dijo Luis Paulino Vargas, y agregó: “Es necesario expresarse a través de acuerdos internacionales de los estados, de la movilización social, de la participación ciudadana, de las leyes”.

Pero también se necesitan reformas, mecanismos o iniciativas a nivel internacional en cuanto a la contabilización de la riqueza y en los indicadores de la acumulación.

En los comentarios que el economista Paul Krugman ha escrito al respecto del libro de Piketty destaca que el francés ha dejado claro que las políticas públicas pueden hacer una diferencia, si los estamentos políticos de un país deciden frenar el poder de estas dinastías familiares. Sobre todo cuando a veces pareciera que más bien una parte sustancial de la clase política está trabajando activamente para restaurar el capitalismo patrimonial que describe Piketty. Krugman puntualizó además que esto se deja ver cuando se miran las fuentes de las donaciones de campaña y el poder detrás del cabildeo, que viene de estas dinastías familiares.

Hace muchos años que los que concentran mucho del ingreso, concentran la riqueza en Costa Rica y, como reconocieron los expositores, en los tiempos que vienen, los que van a dominar el mundo van a ser los capitalistas de las herencias, no los de la producción, mediante un mecanismo en el que “el pasado devora el porvenir”.


Estando claros en la forma en que los intereses de ciertos grupos inciden en la formulación de las políticas económicas, podrían replantearse tareas para mejorar los sistemas de recolección de información del capital o riqueza herencias, propiedades, acciones bursátiles, maquinaria o dinero en efectivo- en Costa Rica y continuar así el análisis con base en la sistematización e interpretación crítica de datos históricos y estadísticos del país.

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