lunes, 24 de noviembre de 2014

Violencia contra las mujeres y nuevas tecnologías: Expresiones de la misma violencia

Foto: APC.org

Fabiola Pomareda / pomaredafabiola@gmail.com

Este artículo fue publicado originalmente en The Tico Times: Violence against women in the age of new technology

“Te escribí por Whatsapp y no me has contestado, pero vi que estabas en línea”;

“¿Qué haces, con quién estás?”;

“¿De veras estás en el brete? Mandáme una foto”;

“He visto que te has conectado al Facebook de madrugada ¿Con quién chateabas?”;

“¿Quién es ese que ha agregado al Facebook?”;

“Si no me contestas voy a colgar una foto tuya sin ropa en Facebook”.

 

Estos son sólo algunos ejemplos de violencia contra las mujeres ligadas a las nuevas tecnologías.

Cada vez son más comunes los relatos de mujeres que encuentran en sus celulares, cuentas de correo, redes sociales, mensajería instantánea, nuevas expresiones de la violencia que se traducen en violación a la intimidad y control por parte de sus parejas o ex parejas.

 

Margarita Salas, activista feminista costarricense, aclaró a Tico Times que estas son nuevas expresiones del mismo fenómeno. 

 

“Esto no es nuevo, en el sentido de que las mujeres hemos sido sujetos de violencia por parte de los hombres y por parte de la sociedad en general desde hace muchísimos años. Ahora esta violencia se extiende al ámbito de los espacios digitales y lamentablemente con pocos mecanismos para combatirla porque todavía hace falta conciencia sobre el papel que están jugando estas redes sociales sobre la vida de las personas”, dijo Salas.

 

La activista citó varios ejemplos, incluyendo páginas de Facebook y una página web donde se publican fotos de mujeres costarricenses incluyendo menores de edad. The Tico Times se abstuvo de publicar el nombre del sitio web, por su contenido ofensivo y de menores de edad. Algunas de estas páginas han existido por algunos años y exhiben mujeres con poca ropa en situaciones denigrantes, haciendo mención discriminatoria a su estatus socioeconómico.

 

Otro fue el caso de una estudiante de secundaria, que estaba siendo acosada por sus compañeros de colegio. Un grupo de compañeros creó un perfil de Facebook falso de ella usando la foto de su cara pero superponiéndola a imágenes pornográficas. También pusieron anuncios que indicaban que ella ofrecía buscaba encuentros sexuales y vendía sexo, con su número de teléfono. Los jóvenes fueron procesados judicialmente, indicó Salas.

 

Y también hay varios casos de hombres que difunden en las redes fotos o videos de sus ex-parejas desnudas como mecanismos de venganza.

 

“Hay que comprender que todo esto se enmarca dentro de una sociedad machista, que tiene una doble moral con respecto a las mujeres. Porque ¿por qué las mujeres no toman fotografías de sus ex-parejas desnudas y las difunden? Pues porque la penalización que pesa sobre los hombres con relación a sus cuerpos es mucho menor que la que pesa sobre las mujeres. Las mujeres estamos constantemente bajo la lupa de juicio sobre lo que hacemos con nuestro cuerpo, por tener que demostrar la virginidad, o la pureza, o la castidad. Si una foto de una mujer desnuda en redes tuviera el mismo peso que tiene una foto de un hombre desnudo en redes, no estaríamos frente a estos mecanismos de extorsión”.

 

El Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) y la Red Feminista contra la Violencia hacia las Mujeres están invitando a todo el país a protestar por esta y todas las formas de violencia hacia las mujeres en una gran marcha mañana martes 25 de noviembre.

 

Para Ana Hildalgo, coordinadora del área de violencia de género del INAMU, el uso de los celulares y la Internet como mecanismo de vigilancia y control sobre la vida de las mujeres no es un fenómeno nuevo.

 

“Esto ya se daba cuando sólo existía el teléfono. Hay hombres que utilizan el teléfono de manera continuada y permanente para controlar a las mujeres, para saber a dónde están, para tratar tener control de todo el uso de su tiempo y su ubicación permanentemente. Y cuando no existe alguna relación, hay unos que continúan su relación de acoso contra las mujeres con el celular”, afirmó Hidalgo, en entrevista con Tico Times.

 

“De lo que se trata es del control durante la relación y este mecanismo sigue la misma lógica de manifestar la posesión, el control, el poder sobre esa persona y el efecto que tiene en ella es que le genera temor ante la imposibilidad de resguardar su intimidad. Es una forma de violencia emocional, psicológica”, añadió Hidalgo.

 

Sin embargo, la funcionaria indicó que en Costa Rica aún no existen datos sistematizados sobre la incidencia de esta violencia.

 

De acuerdo con la campaña internacional “Dominemos la Tecnología”, “el hostigamiento en línea o ciberacoso es el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) para monitorear, rastrear y acosar a alguien, provocando angustia y temor por su seguridad personal”.

 

Esto incluye enviar amenazas o acusaciones falsas vía blogs, chats o celular; enviar comunicación no deseada y frecuentemente, con insinuaciones sexuales; robar la  identidad o información personal; y espiar, registrar o rastrear el uso de la computadora o Internet sin permiso.

 

El “Informe sobre los vínculos entre la Violencia de género y la tecnología”, elaborado por la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) señala que quienes cometen este tipo de violencia usan los servicios de localización de los celulares, obtienen contraseñas y vigilan los mensajes de texto y las llamadas entrantes. También usan las TICs para obtener y distribuir fotos y grabaciones íntimas y sexuales de mujeres sin su autorización. Y en algunos casos se han utilizado avisos o mensajes falsos en Internet para atraer a las mujeres hacia situaciones en las que sufren agresiones sexuales.

 

Isabel Rojas, investigadora social en la Cooperativa Sulá Batsú, que trabaja el tema de TICs y mujeres en Costa Rica, explicó que en el uso de la tecnología se debería usar la misma lógica que en la vida cotidiana.

 

En algunos casos todo empieza por solicitar la contraseña. “Muchísimas veces se escucha en las parejas que se piden la contraseña como una muestra de confianza y para demostrar que no se está haciendo nada que se tiene que esconder”, dijo Rojas.

“Pero igual que usted  no tiene por qué darle las llaves de su casa a una persona, tampoco tiene que darle a otro su contraseña de correo ni la contraseña para accesar a su teléfono, porque todo esto está violentando su privacidad. Se tiene que tener claro el límite de lo personal y lo privado y no se tiene que transgredir este límite. Solicitar o intercambiar contraseñas es incorrecto”, agregó la profesional.

 

“Usted no debería tener que justificar lo que está haciendo, a la hora en que lo esté haciendo en las redes sociales. O si no puede contestar un mensaje inmediatamente no tiene por qué justificar esas cosas ante ninguna otra persona”, enfatizó Rojas.

 

En este sentido, Salas comentó que hay una confusión frecuente de plantear los comportamientos de posesión, conocidos como celos, como si fueran manifestaciones de cariño.

 

“El comportamiento que estamos viendo aquí tiene que ver con reclamos orientados al control. No se trata de que yo estoy preocupado por vos. Se trata de que estoy molesto porque vos no contestaste cuando yo indiqué que tenías que contestar. Es importante que recordemos que las mujeres tenemos derecho pleno a la autonomía y a estructurar nuestro tiempo y nuestras vidas de la manera en que creamos conveniente”, destacó Salas.

 


El daño que experimentan las mujeres por este tipo de violencia es principalmente psicológico y emocional e incluye miedo, enojo, estrés y depresión.

 

Rojas dijo que el daño se manifiesta de la misma forma que cuando una persona está sintiendo una agresión verbal, física o emocional.

 

“Las personas están ansiosas, preocupadas, no están disfrutando realmente lo que están haciendo en ningún momento. Están en todo momento pensando 'tengo que contestar', 'tengo que estar pendiente de los mensajes que me llegan', 'no pueden tomarme fotos en ninguna parte', 'no pueden etiquetarme'. Todas estas cosas son señales de que las personas están sufriendo algún tipo de violencia usando estas tecnologías”, señaló Rojas.

 

Algunos agresores piensan que como están cometiendo actos de violencia en forma anónima y a distancia de las mujeres a los que van dirigidos, es más difícil identificarlos y denunciarlos ante la justicia. No obstante, los actos dejan rastro en el teléfono o en el ordenador y pueden ser perseguibles.

 

Hidalgo dijo que esta violencia se puede denunciar y para reportar esos abusos, la persona afectada puede guardar los mensajes de texto, de voz o de Facebook, que se pueden usar como pruebas.

 

En el caso de las llamadas telefónicas, se puede denunciar que se está cometiendo el delito de llamadas perturbadoras y solicitar a un juez que ordene a la compañía telefónica el registro de las llamadas entrantes. Este registro se puede usar como prueba.

 

“A veces se hace una separación entre el mundo real y el mundo virtual y no hay que equivocarse; lo virtual es absolutamente real. Igual que es importante recabar pruebas de cualquier forma de hostigamiento para plantear las denuncias respectivas, en este caso también lo es. Cabe la denuncia ante las mismas instancias que manejan las denuncias de violencia contra las mujeres”, dijo Salas.

 

La activista informó que toda compañía proveedora de servicios de Internet, por ejemplo, está obligada a guardar durante cierto tiempo la información que transita por sus servidores y a un usuario se le podría suspender su servicio de Internet  si se comprueba que está usándolo violando las normas éticas.

 

Según Salas, “cuando se firma un contrato con una compañía para servicios de Internet, la persona se compromete a que no lo utilizará para actos delictivos o contrarios a las buenas costumbres; entonces la violencia contra las mujeres es definitivamente una causal para suspenderle el servicio a un usuario”.

 

“Que no se equivoquen las personas. Es posible detectar dónde está ubicada una computadora que está siendo utilizada para el envío de este tipo de mensajes”, recalcó.

 

Asimismo, cuando se está frente a fenómenos más complejos como suplantación de identidad y no se sabe exactamente quién es el agresor, hay una Fiscalía de Delitos Informáticos, ante la que se puede denunciar este tipo de violencia.

 

Para Rojas, más que vacíos legales para procesar estos delitos en el país, lo que hay es desconocimiento.

 

“La mayoría de la gente desconoce que puede denunciar a una persona que está cometiendo esta violencia y la gente desconoce que puede ser denunciada por estar cometiendo este tipo de delitos. La gente cree que detrás del teléfono y detrás de la computadora deja de existir como persona y no puede ir a la cárcel, y lo que hace no tiene implicaciones legales; pero sí las tiene.

 

Marcha “Sin retroceso: Defensa y avance de los derechos”

Fecha: Martes 25 de noviembre, 9 am.

Lugar: Sale del Parque de la Merced hacia la Asamblea Legislativa


 

 

 

 

 

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